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Aspecto de la fachada del Museo de Bellas Artes, ayer.
El Bellas Artes y su carrera de obstáculos

El Bellas Artes y su carrera de obstáculos

La compra de los inmuebles que han permitido construir el nuevo edificio paralizó durante años el proyecto, que ya en su fase final se topó con la crisis

M. F. ANTUÑA

Domingo, 29 de marzo 2015, 00:34

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Parecía que nunca iba llegar el día. La historia de la ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias se ha topado con tantos obstáculos en el camino que difícilmente aguanta un paseo por las hemerotecas, empeñadas en recordar que en 2003 se pensaba que podría abrir sus puertas en 2007, que para entonces se hablaba de 2010 y luego de 2011, y así hasta aquí y ahora: marzo de 2015.

Dieciséis años después de que un entonces candidato a la Presidencia del Principado de Asturias Vicente Álvarez Areces lanzara la idea de una 'manzana de oro' cultural en pleno centro de Oviedo que uniese la que es la quinta pinacoteca del país con el Museo Arqueológico -cuya rehabilitación se inauguró en 2011-, por fin se dará el mordisco a la fruta prohibida que tanto dinero y esfuerzo ha costado a los sucesivos gobiernos regionales.

La manzana en sentido estrictamente urbanístico en la que su ubica el nuevo inmueble ha tenido mucho que ver en que el proceso se prolongara en el tiempo hasta hoy. Y es que no fue fácil hacerse con la propiedad de los edificios adyacentes al palacio de Velarde y la casa Oviedo-Portal para proceder a la ampliación. Compras, permutas y la expropiación del número 12 de la calle de la Rúa en 2006, el último escollo, han ido escribiendo una historia que hace nueve años empezó por fin a ver la luz al final del túnel.

Con las propiedades listas, faltaba la idea, el proyecto que permitiera duplicar el espacio expositivo, y ahí la luz la puso un arquitecto navarro de prestigio, Patxi Mangado, que ideó la doble piel que ya muestra el museo y el acceso al mismo desde la plaza de la Catedral. Conservó las fachadas de los edificios y creó bajo ellas el nuevo y moderno inmueble que mañana se presenta ante la prensa y que el martes abre sus puertas a todo el público en general.

Primera piedra en 2007

Corría el año 2007 cuando el proyecto cosechaba elogios y todo hacia indicar que la espera no sería ya demasiado larga. En diciembre de ese año se colocó con pompa la primera piedra y se anunció el final de las obras para 2011. Pero aún quedaban más obstáculos que salvar. Uno de ellos, la aparición de unos restos arqueológicos. Entre ellos, una fuente del siglo IV, que hubo que estudiar e incorporar al proyecto.

Nada grave comparado con lo que estaba por llegar: la crisis y, con ella, la falta de fondos para encarar el final de las obras. La primera fase de los trabajos concluyó en diciembre de 2013 y en 2014 surgieron varios problemas que había que resolver: la incomunicación del viejo edificio y la zona ampliada, la exhibición de los restos arqueológicos hallados durante las obras y buscar la forma de sacar las pinturas del almacén al exterior. Costó, pero se resolvió y por fin la pinacoteca presenta un nuevo aspecto y una nueva manera de mirar al arte que atesora. Lo hace de la mano de Alfonso Palacio, quien, en la fase final de este largo camino, tomó el relevo de Emilio Marcos Vallaure en la dirección de la pinacoteca. Y se inaugura pasado mañana, a dos meses de las elecciones.

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