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Sale a subasta un cronomegáfono, el 'abuelo' del cine sonoro, inventado por Léon Gaumont

«No solamente es el aparato más sofisticado de los conservados en las colecciones públicas o privadas, también, y sobre todo, es el único que se ha conservado íntegro y con todos sus accesorios: maletas con sus contenidos, así como 14 'fonoscenas', siete de ellas con discos, y un decena de películas mudas»

COLPISA / AFP

Lunes, 25 de mayo 2015, 01:27

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Un rarísimo modelo de cronomegáfono, antepasado y precursor del cine sonoro que perteneció a un curioso aventurero de la imagen, será subastado en Francia. Se pone a la venta más de un siglo después de la invención del aparato por pare de Léon Gaumont en 1902, y de su original y desventurada travesía latinoamericana.

«No solamente es el aparato más sofisticado de los conservados en las colecciones públicas o privadas, también, y sobre todo, es el único que se ha conservado íntegro y con todos sus accesorios: maletas con sus contenidos, así como 14 'fonoscenas', siete de ellas con discos, y un decena de películas mudas», explica Aymeric Rouillac, subastador de Tours, en el centro de Francia. Este cronomegáfono fue comprado a principios de 1912 por 8.330 francos-oro (equivalente a dos millones de euros). Su valor estimado ahora está en torno a un millón de euros, según el experto. La subasta se celebrará el 7 de junio.

Repartido en cuatro maletas que pesan en total unos 450 kilos, el 'abuelo' del cine sonoro permaneció hasta hoy en manos de la familia de su comprador original, Charles Proust, que ambicionaba hacer fortuna recorriendo ciudades de América Latina para mostrar sus 'fonoscenas'. El sonido, registrado en un fonógrafo y amplificado gracias a una bomba de aire, está sincronizado con la imagen mediante un artilugio denominado «jefe de orquesta». Solamente medio centenar de cronomegáfonos fueron fabricados y enviados a todo el mundo, en especial a Europa, Canadá, Estados Unidos, México, Australia o Japón.

La primera representación del cronomegáfono en México, en mayo de 1912, acabó en medio de un gran alboroto. Charles Proust no había previsto que tendría que adaptar su aparato a la corriente eléctrica alterna de México, pero resolvió el problema gracias a un arreglo de última hora. La sesión se inició entonces entre balazos disparados al techo, pero la proyección, que dura apenas dos minutos y medio, de 'La leyenda del rey Gambrinus' -una canción en honor de la cerveza- fue acogida como un clamoroso éxito. La aventura de Proust quedó interrumpida por la revolución mexicana. Se embarcó hacia La Habana donde presentó el cronomegáfono con escaso éxito en noviembre de 1912.

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