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Foto de familia de los galardonados en la gala de la novena edición de los Premios Líricos Teatro Campoamor, los Goya de la lírica, celebrada anoche en Oviedo.
Premios Líricos en todo su esplendor

Premios Líricos en todo su esplendor

La gala se dedicó a los fallecidos en el vuelo de Germanwings, con un recuerdo especial para el barítono Oleg Bryjak y la contralto Maria Radner

ALBERTO PIQUERO

Domingo, 29 de marzo 2015, 00:34

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La gala de la IX edición de los Premios Líricos Teatro Campoamor, celebrada anoche, fue acogida por un coliseo entusiasta y repleto hasta la última fila. Presentada por la actriz Bibiana Fernández y el tenor José Manuel Zapata -magníficos de talento y humor-, quien también mostró sus grandes virtudes vocales en algunas piezas del programa, la velada se abrió a los compases de 'Oviedo Filarmonía', dirigida por Oliver Díaz, interpretando las 'Danzas Polovtsianas', de 'El Príncipe Igor', de Aleksandr Borodin. Y ya las primeras palabras de la tarde, como toda la ceremonia, fueron en recuerdo a los fallecidos en el accidente aéreo de Germanwings. En especial, para el barítono Oleg Bryjak y la contralto Maria Radner. Emocionante también el marco escénico, llevó la firma de Antón Rechi y se construyó alrededor de un bosque de luces, ascendente y descendente, que en las alturas podían evocar a las estrellas, sobre una tarima de un reluciente negro en el que se reflejaban.

Entre las más de doscientas candidaturas del mundo de la zarzuela y de la ópera presentadas esta temporada, la primera merecedora del reconocimiento del jurado que subió al estrado fue la destinada al Mejor Cantante de Ópera o Zarzuela, que recayó en el gijonés Alejandro Roy, por su interpretación de Curro Vargas en la obra del mismo nombre.

Pero, como el arte no sólo sube a los escenarios, sino que es preciso alentarlo desde las bambalinas, el siguiente premio reparó en la Mejor Contribución al Mundo de la Lírica, señalando la importancia de la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero, representada por su presidente, Antón García Abril. Y continuó el reparto con la Mejor Cantante Revelación, en la figura de Miren Urbieta, por su papel de Liú en 'Turandot'. Ella cantó saliendo de unas de las filas delanteras de la mano de Zapata, despertando los primeros «¡bravos!» del entregado auditorio.

Siempre resulta uno de los galardones más esperados el que se asigna al Mejor Director Musical. Y, una vez más, acaso con subrayado especial y aplausos de los espectadores particularmente encendidos, no defraudó la resolución, poniendo la rúbrica a Zubin Mehta, por la batuta que ha dirigido 'Die Walküre', de Wagner, 'La Forza del Destino', de Verdi, y 'Turandot', de Puccini. Mehta envió un cariñoso vídeo de agradecimiento desde Moscú, donde se encontraba anoche. Y, tras un tránsito de la 'Orquesta Filarmonía' por la 'Danza del fin del día', de 'El amor brujo', de Manuel de Falla, el Premio Especial del Jurado se dispensó a los críticos musicales Roger Alier, presente, y Carlos Gómez Amat, quien delegó en un sobrino de ilustre apellido, Joaquín Turina.

Aragall, toda una carrera

La Mejor Cantante Femenina de Ópera llevó el nombre de Irene Theorin, por su Brünnhilde en 'Die Walküre' de Wagner. La Mejor Producción fue vista en 'Curro Vargas', de Ruperto Chapí, cuyo honor se entregó a Paolo Pinamonti, director del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Y el Mejor Recital o Concierto Lírico fue escuchado en las cuerdas vocales de Christian Gerhaher, al que representó Antonio Moral, director del Centro Nacional de Difusión Musical.

La Dirección de Escena viajó a 'La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh', de Rimsky-Korsakov, firmada por Dmitri Tcherniakov. Y en la Mejor Producción de Ópera destacó la verdiana 'La Forza del Destino'.

Un tránsito orquestal junto al Coro de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, 'Va pensiero', de 'Nabucco', donde se logró un efecto espectacular mediante un suelo giratorio, precedió los dos últimos galardones, concedidos al mencionado Carlos Álvarez, como Mejor Cantante de Ópera, y a Jaume Aragall, por toda una carrera.

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