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CHELO TUYA
Viernes, 28 de noviembre 2014, 01:20
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«Solo pido el derecho a verlo, ya que, de los 13 años que tiene, durante seis fuimos una familia». María Luisa Osorio y Claudio Espina han decidido dar un paso al frente. Tras denunciar, a través de las páginas de EL COMERCIO, que el menor al que tutelaron durante seis años está ahora bajo la custodia de su padrastro, acusado del crimen de Nuevo Roces, han recurrido a la Consejería de Bienestar Social y Vivienda. «Hemos presentado un escrito en el que solicitamos, por lo menos, el derecho a verle. Que reabran el caso. Que miren en qué situación está nuestro sobrino y que analicen la negligente actuación del equipo de servicios sociales en este caso».
Se dirigen a la nueva consejera, Graciela Blanco, con la confianza de que «vea el caso con nuevos ojos. Que se decidan a examinarlo todo de nuevo, porque lo que ha sucedido con nuestro sobrino es un despropósito absoluto».
La historia de D. D. E. está marcada por las drogas, los malos tratos y la sinrazón burocrática. Su madre, M. E. F., cedió la tutela a sus tíos, Claudio Espina y María Luisa Osorio, ya que ella cumplía condena en prisión. Tres años después, casada con M. D. L., del que espera una hija, solicita la custodia de su hijo.
Sin embargo, la relación familiar es cualquier cosa menos idílica, con partes médicos que prueban las agresiones que sufre el pequeño. Sus tíos recuperan su tutela después de que la Policía le encontrara solo en un piso lleno de basura. Su madre y su padrastro habían sido localizados tirados en el portal, drogados.
3.000 firmas recogidas
Pese a que los informes médicos, así como de los expertos que han asesorado al matrimonio Espina Osorio, los de 'Identidad para Ellos', consideraban «dañina» para el menor la vuelta con su madre, Bienestar decide devolverle a ella la custodia. Esta vez, sus tíos se niegan. Pese al apoyo mediático y las casi 3.000 firmas recogidas, la Policía se lo lleva a rastras y en pijama de la casa en la que ha vivido la mayor parte de su vida.
Ahora, con 13 años, sus tíos dicen que no saben dónde está». Cuentan que su madre «tiene una orden de alejamiento de él». Y su padrastro «está en Villabona». Ellos insisten: «Solo queremos verle».
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