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I. REY
Miércoles, 7 de diciembre 2016, 07:02
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Era ayer día de fiesta que muchos vecinos del barrio de Fozaneldi aprovecharon para descansar. A mediodía, paseaban por el barrio al calor del sol, algunos con sus perros que en su gran mayoría llevaban atados. «Hay miedo, un poco de psicosis tras lo que ocurrió. Yo nunca los suelto porque tengo miedo que otros perros más grandes vengan y les hagan daño», comentaba ayer Jesús Carbajal, que paseaba con sus perros 'Luna' y 'Chispi'. No pudo en cambio otro propietario que llevaba su perro amarrado evitar el ataque de un can de raza potencialmente peligrosa el pasado lunes. Su mascota, un yorkshire, murió en ese ataque.
Cuenta Carbajal que todo el mundo en la plaza Consejo de Europa relata una y otra vez lo ocurrido. «Había varias personas paseando los perros, cuando un pitbull vino corriendo y se abalanzó sobre el yorkshire. No lo soltaba, a pesar de que el dueño trataba de salvarlo», describía ayer el vecino. En ese intento desesperado por salvar a su mascota, el propietario recibió un mordisco en la mano. Los testigos también intentaron parar el ataque. «Un vecino fue a la ferretería que está al lado para coger alguna herramienta con la que tratar de que soltara al yorkshire. Aún así no soltó al animal hasta que estaba muerto». Luego, el perro se lanzó sobre otro can, que resultó asimismo herido, y mordió en una mano y una pierna a su dueña.
«Yo escuchaba desde casa los gritos del dueño. Cuando salí, el perro ya estaba muerto. Había sangre por todas partes que estuve limpiando. Fue un triste accidente», valoraba Ángeles del Campo con su perro 'Chispu', que rescató de la perrera. Entre quienes como Del Campo paseaban sus perros por el barrio había un pensamiento unánime: «La culpa de estos ataques es de los dueños», decían. Entre ellos, Maitane García que tiene dos animales, uno de raza pitbull. «Soy adiestradora y sé muy bien que este tipo de perros necesita una disciplina firme y constante. La gente los coge y no sabe lo que tiene en casa. Hay que tenerlos educados», instaba, para evitar que paguen justos por pecadores.
Todos coincidían en que esa zona de Fozaneldi no es una área conflictiva. «No suele haber peleas de perros, aunque algunos sí que dejan a estas razas sueltas y no debería ser así. Solo uno que, supuestamente, se escapó y mira todo lo que hizo», lamentaba ayer otro vecino de la zona.
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